¡Qué mierda, de verdad! Llevo años siguiendo las competiciones de escalada, analizando cada movimiento, cada agarre, cada maldita ruta, y cuando quiero meterle un poco de emoción con una apuesta decente, ¿qué me encuentro? ¡Nada! Los casinos españoles parecen vivir en la Edad Media, obsesionados con el mus, el chinchón y las tragaperras de siempre. ¿Dónde están las opciones para los que seguimos deportes de verdad, como la escalada? No pido mucho, solo una cuota justa para las finales de la Copa del Mundo de Boulder o una línea decente para las pruebas de velocidad. Pero no, aquí seguimos, ignorados como si fuéramos unos locos por disfrutar de algo más allá de las cartas y los dados.
Miro las webs de apuestas y solo veo fútbol, baloncesto y tenis. ¡Genial para los de siempre, pero a mí qué me importa eso! La escalada tiene estrategia, tiene datos, tiene nombres como Adam Ondra o Janja Garnbret que arrasan y rompen récords. ¿No ven el potencial? Podrían sacar mercados brutales: quién pasa tal crux, cuántos tops en una ronda, incluso si alguien se cae en la primera presa. Pero no, los casinos españoles prefieren quedarse en su zona cómoda, rascándose la barriga mientras el resto del mundo avanza. En otros países ya hay casas de apuestas que le dan caña a deportes de nicho, ¡hasta de drones hay apuestas! Y nosotros aquí, con la misma basura de siempre.
Y no me vengan con que no hay público. Cada vez más gente sigue la escalada, las retransmisiones en directo están petadas, y las redes sociales se llenan de clips de tíos y tías colgando de paredes imposibles. Si los casinos no se suben al carro, se van a quedar atrás. Yo estoy dispuesto a meter mis euros en una buena apuesta por el próximo campeonato en Hachioji o por la temporada de la IFSC, pero no me dan ni la opción. ¡Es una vergüenza! Que se dejen de tonterías y empiecen a escuchar a los que queremos algo diferente. Porque si no, me voy a gastar mi dinero en plataformas extranjeras y que les den a los de aquí. ¡A ver si espabilan de una vez!
Miro las webs de apuestas y solo veo fútbol, baloncesto y tenis. ¡Genial para los de siempre, pero a mí qué me importa eso! La escalada tiene estrategia, tiene datos, tiene nombres como Adam Ondra o Janja Garnbret que arrasan y rompen récords. ¿No ven el potencial? Podrían sacar mercados brutales: quién pasa tal crux, cuántos tops en una ronda, incluso si alguien se cae en la primera presa. Pero no, los casinos españoles prefieren quedarse en su zona cómoda, rascándose la barriga mientras el resto del mundo avanza. En otros países ya hay casas de apuestas que le dan caña a deportes de nicho, ¡hasta de drones hay apuestas! Y nosotros aquí, con la misma basura de siempre.
Y no me vengan con que no hay público. Cada vez más gente sigue la escalada, las retransmisiones en directo están petadas, y las redes sociales se llenan de clips de tíos y tías colgando de paredes imposibles. Si los casinos no se suben al carro, se van a quedar atrás. Yo estoy dispuesto a meter mis euros en una buena apuesta por el próximo campeonato en Hachioji o por la temporada de la IFSC, pero no me dan ni la opción. ¡Es una vergüenza! Que se dejen de tonterías y empiecen a escuchar a los que queremos algo diferente. Porque si no, me voy a gastar mi dinero en plataformas extranjeras y que les den a los de aquí. ¡A ver si espabilan de una vez!