Qué curioso es esto del baloncesto, ¿no? Todo parece girar en una danza impredecible, donde la pelota dicta su propio ritmo. Apostar aquí es como intentar atrapar el viento: puedes sentirlo, pero nunca sabes cuándo cambiará de dirección. Analizo los partidos, los números, las tendencias, y aun así, el azar siempre tiene la última palabra. ¿Hasta dónde nos lleva esta danza? Solo el tiempo lo dirá, pero mientras tanto, cada apuesta es un paso en la cuerda floja.