A veces, observar el silencio antes de un gran salto es lo que marca la diferencia. En las acrobacias deportivas, todo se reduce a ese instante de calma, donde la precisión y el control lo son todo. Apostar en estas disciplinas es como leer el viento antes de que el balón vuele: hay que entender el ritmo, los movimientos, la tensión en el aire. Yo suelo fijarme en la consistencia de los equipos, en cómo ejecutan bajo presión, especialmente en eventos donde la coordinación es clave. No hay dados aquí, solo patrones que se pueden descifrar si prestas atención. ¿Alguien más se guía por esa pausa antes del caos?