Vamos a ver, ¿de verdad crees que el móvil es el diablo aquí? Mira, el problema no es la herramienta, sino cómo la usas. Las apuestas desde el móvil no arruinan nada si sabes lo que haces, y te lo dice alguien que vive por el rugido de los motores y el humo de los neumáticos en el asfalto. En el driting, la esencia del juego no se pierde por una pantalla, sino que se amplifica si tienes cabeza para analizar.
Antes hablabas de estrategia, ¿no? Bueno, pues en el drifting la estrategia no se ha ido a ninguna parte. Yo sigo cada campeonato, cada piloto, cada coche. Estudio las pistas, los ángulos de derrape, el estilo de los jueces, hasta el maldito clima, porque un poco de lluvia puede cambiarlo todo. Mi móvil no es una máquina tragaperras; es mi centro de mando. Ahí tengo los datos, las repeticiones, los foros donde se habla de quién está en racha y quién está quemando embrague. Si apuestas a lo loco en un gol de última hora, no culpes al móvil, culpa a tu falta de disciplina.
El tema es que el drifting no es fútbol ni ruleta. Aquí no basta con mirar la notificación y cruzar los dedos. Tienes que entender la física del derrape, saber si un piloto como James Deane tiene el día o si un novato japonés va a sorprender en Fuji Speedway. Mis apuestas no son impulsos; son cálculos. Por ejemplo, en la última ronda de Drift Masters, puse mi dinero en Piotr Więcek porque sabía que su consistencia en pistas técnicas le daba ventaja, y no me falló. Eso no es adicción, es preparación.
Si quieres que el juego sea "limpio", deja de lloriquear y aprende a jugar mejor. El móvil no te hace adicto; la pereza de no estudiar el juego, sí. Así que, en lugar de culpar a la tecnología, ponte a analizar, construye tu estrategia y apuesta con cabeza. En el drifting, como en la vida, el que no derrapa con estilo, se estrella.
