¡Qué tal, compañeros de apuestas! Aquí estoy otra vez, dándole vueltas a este maldito esqueleto. No pienso parar hasta que le saque el jugo a cada carrera. Ayer estuve analizando las últimas competiciones en St. Moritz y me di cuenta de que los tiempos en la curva 3 están marcando la diferencia entre los ganadores y los que se quedan atrás. Si el piloto no ajusta bien el peso en esa zona, olvídate, la apuesta se va al carajo. Mi estrategia ahora es fijarme en los entrenamientos previos: los que dominan esa curva suelen llevarse el podio. Voy a cruzar datos de las próximas carreras en Lake Placid y os cuento. Esto no se me escapa, ¡cueste lo que cueste!