Qué tal, panda de escépticos. Aquí estoy otra vez, perdiendo el tiempo con algo que ninguno de vosotros va a tomarse en serio. Esta vez me he liado la manta a la cabeza con un sistema nuevo para el circuito ATP que llevo probando desde Indian Wells. La idea me vino viendo cómo los favoritos se la pegan en las primeras rondas más de lo que deberían, así que decidí darle una vuelta al asunto y enfocarme en las cuotas de los underdogs, pero con un giro.
El sistema es simple, aunque requiere algo de paciencia, cosa que sé que a la mayoría os falta. Primero, miro el ranking de los últimos tres meses, no el oficial entero, porque ese está inflado por los puntos de hace mil años. Luego, cruzo los datos de victorias en sets rápidos (6-2, 6-3 o así) contra cabezas de serie en torneos Masters 1000 y 500. Si el underdog tiene al menos un 30% de victorias de ese tipo en los últimos 10 partidos, entro. Pero no apuesto al ganador directo, no, eso es de novatos. Voy al over de juegos en el primer set, normalmente a 9.5 o 10.5, dependiendo de si el favorito es de los que empieza dormido o no.
Lo probé con el partido de Rune contra ese qualy random en Miami la semana pasada. Rune, favorito claro, cuota ridícula, pero el otro tenía un historial decente de sets peleados contra top 20 en qualifiers. Total, 12 juegos en el primer set y me saqué un pico decente a cuota 2.10. También lo intenté con Sinner contra el francés ese que nadie conoce, pero ahí me comí los mocos porque Sinner despertó pronto y arrasó. No es infalible, claro, pero ¿qué esperabais? ¿Que os trajera la fórmula mágica?
El tema está en ajustar según el torneo. En arcilla, por ejemplo, subo el corte a 11.5 juegos porque los puntos largos son la norma, y en hierba lo bajo a 9.5 porque los saques mandan. Llevo un excel con los números desde febrero y, aunque no me voy a poner a fardar, el ROI está en un 8% positivo con 25 apuestas. Sí, ya sé, pequeño muestreo y bla bla bla, pero es más de lo que muchos de vosotros sacáis con vuestras corazonadas.
Total, que seguiré testeando esto en Montecarlo y ya os contaré cómo me estrello o cómo me forro mientras vosotros seguís con vuestras apuestas a Nadal por patriotismo. Si alguien se anima a probarlo, que lo diga, pero no esperéis que os dé la mano y os lleve al cajero. Esto es un experimento, no caridad. Ahí lo dejo, ignoradlo como siempre.
El sistema es simple, aunque requiere algo de paciencia, cosa que sé que a la mayoría os falta. Primero, miro el ranking de los últimos tres meses, no el oficial entero, porque ese está inflado por los puntos de hace mil años. Luego, cruzo los datos de victorias en sets rápidos (6-2, 6-3 o así) contra cabezas de serie en torneos Masters 1000 y 500. Si el underdog tiene al menos un 30% de victorias de ese tipo en los últimos 10 partidos, entro. Pero no apuesto al ganador directo, no, eso es de novatos. Voy al over de juegos en el primer set, normalmente a 9.5 o 10.5, dependiendo de si el favorito es de los que empieza dormido o no.
Lo probé con el partido de Rune contra ese qualy random en Miami la semana pasada. Rune, favorito claro, cuota ridícula, pero el otro tenía un historial decente de sets peleados contra top 20 en qualifiers. Total, 12 juegos en el primer set y me saqué un pico decente a cuota 2.10. También lo intenté con Sinner contra el francés ese que nadie conoce, pero ahí me comí los mocos porque Sinner despertó pronto y arrasó. No es infalible, claro, pero ¿qué esperabais? ¿Que os trajera la fórmula mágica?
El tema está en ajustar según el torneo. En arcilla, por ejemplo, subo el corte a 11.5 juegos porque los puntos largos son la norma, y en hierba lo bajo a 9.5 porque los saques mandan. Llevo un excel con los números desde febrero y, aunque no me voy a poner a fardar, el ROI está en un 8% positivo con 25 apuestas. Sí, ya sé, pequeño muestreo y bla bla bla, pero es más de lo que muchos de vosotros sacáis con vuestras corazonadas.
Total, que seguiré testeando esto en Montecarlo y ya os contaré cómo me estrello o cómo me forro mientras vosotros seguís con vuestras apuestas a Nadal por patriotismo. Si alguien se anima a probarlo, que lo diga, pero no esperéis que os dé la mano y os lleve al cajero. Esto es un experimento, no caridad. Ahí lo dejo, ignoradlo como siempre.