¿Qué tal, genios del naipe? 
Aquí estamos otra vez, dándole vueltas a cómo sacarles los billetes al crupier sin que nos pongan de patitas en la calle. Vamos a ver, que contar cartas está muy visto y, seamos sinceros, no todos tenemos la memoria de un ordenador para llevar la cuenta mientras fingimos que solo estamos “disfrutando el juego”. 
Mira, el blackjack no es solo un juego de suerte, aunque a veces parezca que la baraja te odia personalmente. La clave está en jugar con la cabeza fría y no dejarte llevar por esa vocecita que dice “dale, una más y lo petas”.
Primero, lo básico: conoce las probabilidades como si fueran tu mantra. Si el crupier muestra un 6, por ejemplo, tienes que saber que está en una posición débil. Ahí es cuando te plantas con un 12 o 13 y dejas que él se pase solito. ¿Fácil? No tanto cuando tienes al de al lado gritando que “sigas” porque “siente la racha”. 
Ahora, hablemos de estrategias que no te hacen parecer un robot calculador. Una que me gusta es jugar con las apuestas progresivas, pero con calma, ¿eh? No vayas de loco duplicando como si no hubiera un mañana. Sube un poco cuando ganes un par de manos, pero si la cosa se tuerce, baja el ritmo. Así no te fundes en tres rondas y sigues en la mesa luciendo como el que sabe lo que hace.
Y ojo con las mesas calientes: si ves que el crupier lleva una racha de pasarse, quédate ahí, pero si está sacando 20 tras 20, lárgate disimuladamente. Nadie te va a dar una medalla por quedarte a pelear contra la mala suerte.
Otro truco que no falla es leer la mesa. No, no hablo de contar cartas otra vez (aunque, ejem, todos sabemos que lo haces en la cabeza). Me refiero a pillar las señales: si el crupier está de mala leche o parece despistado, aprovecha. Un error suyo puede ser tu jugada ganadora. Y por favor, no seas el típico que se pone a discutir con el de al lado porque “le robó su carta”.
La baraja no tiene dueño, amigo.
Y ya que estamos, un consejito de oro: olvídate de los seguros. Es la trampa más vieja del casino. Parece que estás “protegido”, pero en realidad estás regalando dinero a largo plazo. Si quieres proteger algo, protege tu dignidad y no hagas caso a los que te dicen que “esta vez sí sale el as”. Spoiler: no sale.
En fin, la próxima vez que estés en la mesa, recuerda: juega listo, no te dejes llevar por el subidón y, sobre todo, no hagas ojitos al crupier pensando que te va a ayudar. ¿Alguno tiene un truco bajo la manga que quiera compartir? Que no sea lo de contar cartas, que ya nos sabemos el cuento.
¡Suerte, que la vamos a necesitar!
Aquí estamos otra vez, dándole vueltas a cómo sacarles los billetes al crupier sin que nos pongan de patitas en la calle. Vamos a ver, que contar cartas está muy visto y, seamos sinceros, no todos tenemos la memoria de un ordenador para llevar la cuenta mientras fingimos que solo estamos “disfrutando el juego”. Mira, el blackjack no es solo un juego de suerte, aunque a veces parezca que la baraja te odia personalmente. La clave está en jugar con la cabeza fría y no dejarte llevar por esa vocecita que dice “dale, una más y lo petas”.
Primero, lo básico: conoce las probabilidades como si fueran tu mantra. Si el crupier muestra un 6, por ejemplo, tienes que saber que está en una posición débil. Ahí es cuando te plantas con un 12 o 13 y dejas que él se pase solito. ¿Fácil? No tanto cuando tienes al de al lado gritando que “sigas” porque “siente la racha”. Ahora, hablemos de estrategias que no te hacen parecer un robot calculador. Una que me gusta es jugar con las apuestas progresivas, pero con calma, ¿eh? No vayas de loco duplicando como si no hubiera un mañana. Sube un poco cuando ganes un par de manos, pero si la cosa se tuerce, baja el ritmo. Así no te fundes en tres rondas y sigues en la mesa luciendo como el que sabe lo que hace.
Y ojo con las mesas calientes: si ves que el crupier lleva una racha de pasarse, quédate ahí, pero si está sacando 20 tras 20, lárgate disimuladamente. Nadie te va a dar una medalla por quedarte a pelear contra la mala suerte.Otro truco que no falla es leer la mesa. No, no hablo de contar cartas otra vez (aunque, ejem, todos sabemos que lo haces en la cabeza). Me refiero a pillar las señales: si el crupier está de mala leche o parece despistado, aprovecha. Un error suyo puede ser tu jugada ganadora. Y por favor, no seas el típico que se pone a discutir con el de al lado porque “le robó su carta”.
La baraja no tiene dueño, amigo.Y ya que estamos, un consejito de oro: olvídate de los seguros. Es la trampa más vieja del casino. Parece que estás “protegido”, pero en realidad estás regalando dinero a largo plazo. Si quieres proteger algo, protege tu dignidad y no hagas caso a los que te dicen que “esta vez sí sale el as”. Spoiler: no sale.
En fin, la próxima vez que estés en la mesa, recuerda: juega listo, no te dejes llevar por el subidón y, sobre todo, no hagas ojitos al crupier pensando que te va a ayudar. ¿Alguno tiene un truco bajo la manga que quiera compartir? Que no sea lo de contar cartas, que ya nos sabemos el cuento.
¡Suerte, que la vamos a necesitar!