Qué tal, aquí estamos otra vez, un Mundial de Hockey más y, como siempre, los pronósticos fallando uno tras otro. No sé si soy solo yo, pero esto ya empieza a sentirse como tirar el dinero por la ventana. Cada año me preparo, miro los partidos, analizo las alineaciones, los históricos, las estadísticas de los porteros, los power plays, todo. Y al final, nada. La quiniela se va al garete en cuanto empieza la segunda ronda. Este año juré que iba a ser diferente, que con el cambio de formato y los equipos sorpresa iba a pillar alguna buena racha, pero qué va. Canadá pierde cuando no debería, Suecia se desinfla en cuartos y los underdogs que parecían una apuesta segura terminan siendo un bluff.
La verdad, no sé si vale la pena seguir intentándolo. Llevo años dándole vueltas a las estrategias, probando sistemas de apuestas, ajustando las cuotas en mi cabeza, y al final siempre termino con las manos vacías. ¿Es mala suerte o es que el hockey es imposible de predecir? Porque mira, en fútbol o baloncesto aún puedes intuir algo, pero aquí es como jugar a la lotería con patines. Los favoritos se caen, los novatos dan la campanada y cuando crees que tienes un patrón, llega un overtime y te lo desmonta todo.
A veces pienso que lo mejor sería dejarlo, ahorrarme el disgusto y el dinero. Total, para lo que gano con esto, mejor me pongo a ver los partidos por pura diversión y dejo de comerme la cabeza con las quinielas. Pero luego está esa vocecita que dice "el próximo Mundial será el bueno, esta vez sí vas a clavar los cuartos y las semis". Y ahí estoy otra vez, haciendo números y soñando con un pleno que nunca llega. Qué cansado es esto, de verdad. ¿Alguien más está en este bucle o soy el único que no aprende la lección? Porque si esto sigue así, igual me paso a las tragaperras, que al menos no me hago ilusiones de controlar el resultado.
La verdad, no sé si vale la pena seguir intentándolo. Llevo años dándole vueltas a las estrategias, probando sistemas de apuestas, ajustando las cuotas en mi cabeza, y al final siempre termino con las manos vacías. ¿Es mala suerte o es que el hockey es imposible de predecir? Porque mira, en fútbol o baloncesto aún puedes intuir algo, pero aquí es como jugar a la lotería con patines. Los favoritos se caen, los novatos dan la campanada y cuando crees que tienes un patrón, llega un overtime y te lo desmonta todo.
A veces pienso que lo mejor sería dejarlo, ahorrarme el disgusto y el dinero. Total, para lo que gano con esto, mejor me pongo a ver los partidos por pura diversión y dejo de comerme la cabeza con las quinielas. Pero luego está esa vocecita que dice "el próximo Mundial será el bueno, esta vez sí vas a clavar los cuartos y las semis". Y ahí estoy otra vez, haciendo números y soñando con un pleno que nunca llega. Qué cansado es esto, de verdad. ¿Alguien más está en este bucle o soy el único que no aprende la lección? Porque si esto sigue así, igual me paso a las tragaperras, que al menos no me hago ilusiones de controlar el resultado.