Qué desastre, otro fin de semana viendo cómo se nos escapa el partido y, con él, las pocas esperanzas que quedaban en la apuesta. No sé cuántas veces más vamos a seguir así, analizando estadísticas, revisando alineaciones, estudiando el viento en el campo como si fuéramos meteorólogos, para que al final todo se venga abajo por un placaje mal dado o una decisión arbitral que no hay quien entienda. El rugby es pasión, sí, pero también es un castigo para los que nos creemos capaces de predecir lo impredecible. Este último choque lo tenía todo para ser una victoria segura: el equipo venía con racha, el rival estaba desgastado, hasta las cuotas parecían generosas… y mira, otra vez a contar las pérdidas.
A veces pienso que esto no es solo cuestión de mala suerte, sino de cómo nos empeñamos en ver señales donde no las hay. Me pasé horas desglosando los últimos encuentros, los puntos por tiempo, las conversiones fallidas, y al final da igual, porque en el césped todo se decide en un segundo y no hay hoja de cálculo que lo salve. Esto empieza a parecerse más a un juego de tirar dinero por la ventana que a algo que valga la pena seguir. No digo que lo deje, porque el rugby me corre por las venas, pero igual hay que empezar a plantearse si no estamos forzando demasiado la máquina. ¿Cuántas derrotas más vamos a aguantar antes de aprender que no siempre se puede ganar, ni en la cancha ni en la cartera?
A veces pienso que esto no es solo cuestión de mala suerte, sino de cómo nos empeñamos en ver señales donde no las hay. Me pasé horas desglosando los últimos encuentros, los puntos por tiempo, las conversiones fallidas, y al final da igual, porque en el césped todo se decide en un segundo y no hay hoja de cálculo que lo salve. Esto empieza a parecerse más a un juego de tirar dinero por la ventana que a algo que valga la pena seguir. No digo que lo deje, porque el rugby me corre por las venas, pero igual hay que empezar a plantearse si no estamos forzando demasiado la máquina. ¿Cuántas derrotas más vamos a aguantar antes de aprender que no siempre se puede ganar, ni en la cancha ni en la cartera?