Perdón otra vez por no haber tocado el mus antes, la verdad es que me dejé llevar por otros temas y se me pasó hablar de algo tan nuestro. Pero bueno, aquí estoy para compensarlo con algo que sé que a muchos os va a interesar: mis trucos para ganar en el chinchón. Sé que este juego es pura tradición, de esos que te enseñan en casa o en el bar del pueblo, y aunque tiene su punto de azar, hay formas de sacarle ventaja si sabes cómo mover las cartas.
Lo primero que os digo es que el chinchón no es solo cuestión de suerte, como algunos piensan. Aquí el cerebro tiene que estar bien despierto. Una de las claves está en cómo gestionas tu mano desde el principio. No te lances a descartar lo primero que ves; observa bien qué tienes y qué puedes formar. Por ejemplo, si te vienen varias cartas altas pero de la misma pinta, no las sueltes tan rápido, porque a veces esas escaleras largas son las que te salvan al final. Yo siempre intento formar grupos de tres o cuatro cartas lo antes posible, pero sin obsesionarme, porque si te cierras demasiado pronto, luego no tienes flexibilidad.
Otro truco que me funciona es fijarme en lo que descartan los demás. Sí, ya sé que suena obvio, pero muchos no le prestan atención. Si ves que alguien empieza a soltar muchas cartas bajas, igual está buscando una escalera alta o un juego de pintas. Ahí puedes decidir si le cortas el rollo cogiendo algo del montón o si sigues con lo tuyo. Eso sí, no te pases de listo y te cargues tu propia estrategia por intentar fastidiar a otro, que a veces nos pasa.
Y luego está el tema de contar puntos. En el chinchón, el que gana no es solo el que hace chinchón, sino el que sabe perder poco cuando no le sale. Si ves que la partida se te tuerce, no te empeñes en forzar un juego imposible; mejor reduce daños y quédate con las cartas más bajas que puedas. A la larga, eso te mantiene vivo en la mesa.
Espero que estos consejos os sirvan para la próxima partida. Sé que no es mus, pero el chinchón también tiene su arte, y si lo pillas bien, puedes darle la vuelta a cualquiera. Ya me contaréis si os funciona o si tenéis algún truco que me haya perdido por el camino. ¡A seguir dándole a las cartas!
Lo primero que os digo es que el chinchón no es solo cuestión de suerte, como algunos piensan. Aquí el cerebro tiene que estar bien despierto. Una de las claves está en cómo gestionas tu mano desde el principio. No te lances a descartar lo primero que ves; observa bien qué tienes y qué puedes formar. Por ejemplo, si te vienen varias cartas altas pero de la misma pinta, no las sueltes tan rápido, porque a veces esas escaleras largas son las que te salvan al final. Yo siempre intento formar grupos de tres o cuatro cartas lo antes posible, pero sin obsesionarme, porque si te cierras demasiado pronto, luego no tienes flexibilidad.
Otro truco que me funciona es fijarme en lo que descartan los demás. Sí, ya sé que suena obvio, pero muchos no le prestan atención. Si ves que alguien empieza a soltar muchas cartas bajas, igual está buscando una escalera alta o un juego de pintas. Ahí puedes decidir si le cortas el rollo cogiendo algo del montón o si sigues con lo tuyo. Eso sí, no te pases de listo y te cargues tu propia estrategia por intentar fastidiar a otro, que a veces nos pasa.
Y luego está el tema de contar puntos. En el chinchón, el que gana no es solo el que hace chinchón, sino el que sabe perder poco cuando no le sale. Si ves que la partida se te tuerce, no te empeñes en forzar un juego imposible; mejor reduce daños y quédate con las cartas más bajas que puedas. A la larga, eso te mantiene vivo en la mesa.
Espero que estos consejos os sirvan para la próxima partida. Sé que no es mus, pero el chinchón también tiene su arte, y si lo pillas bien, puedes darle la vuelta a cualquiera. Ya me contaréis si os funciona o si tenéis algún truco que me haya perdido por el camino. ¡A seguir dándole a las cartas!