Qué tal, compas, voy a meter mi cuchara en este tema porque me tiene pensando desde hace rato. Lo de las nuevas reglas de las loterías es un gol por toda la escuadra, pero no a nuestro favor, eso está clarísimo. Yo, que me paso el día analizando torneos de snooker y viendo cómo las probabilidades se mueven, puedo oler una jugada tramposa a kilómetros, y esto apesta. Antes, como dices, había un margen para sentir que tú controlabas algo, que podías meterle cabeza y arriesgar con las combinaciones. Ahora, con esos límites en las quinielas y el reparto de premios recortado, parece que te están diciendo: "Juega, pero no te pases de listo, que aquí mandamos nosotros". Las casas de apuestas no son tontas, saben que mientras nos tengan enganchados con la ilusión de un golpe de suerte, van a seguir llenándose los bolsillos.
Mira, en el snooker te puedes encontrar una mesa complicada, pero si estudias los ángulos y las posibilidades, al menos tienes una chance de meter bola. Aquí, en cambio, te han cambiado las reglas a mitad de partida y te han dejado con un taco roto. Eso de que "es por seguridad" o "para que sea más justo" me suena a cuento chino. Los números cantan: menos porcentaje para los premios, más tajada para las empresas. Es como si en un torneo de snooker de repente dijeran que solo los patrocinadores pueden ganar el bote grande, y a los jugadores les toca aplaudir desde la grada.
Yo creo que esto va más allá de las loterías. Es el mismo rollo que vemos en otros juegos: te venden la emoción, pero el sistema está diseñado para que la casa nunca pierda. Me frustra, porque al final los que le ponemos pasión y estrategia somos los que salimos trasquilados. ¿Qué piensan ustedes? Porque yo ya estoy hasta el cuello de que nos tomen por ingenuos mientras ellos cuentan billetes.