Vamos a ver, ¿por qué siempre nos pasa lo mismo? Analizamos los partidos, estudiamos las estadísticas, pero al final caemos en la trampa de apostar por el equipo del corazón o por esa "corazonada" que no tiene lógica. Es como si nuestro cerebro nos jugara en contra, haciéndonos creer que controlamos cuando en realidad seguimos patrones emocionales. Me frustra ver cómo, aun sabiendo esto, repetimos el ciclo. ¿Alguien ha encontrado una forma real de no dejarse llevar por estas trampas mentales?