Vamos, que aquí estamos hablando de faroles, pero ¿quién necesita un as en la manga cuando la adrenalina te lleva en volandas? La mesa es mi patio de juegos, y cuando las cartas empiezan a volar, no hay nada como esa sensación de ir a por todas. ¿Plan B? Pfft, eso es para los que no saben leer la tensión en el aire. Ayer mismo, en una partida que estaba más caliente que el sol de mediodía, tiré todo al centro con una confianza que hasta yo me sorprendí. ¿Resultado? La cara de los demás valió más que el bote. No digo que siempre salga bien, pero si no te lanzas con todo, ¿qué gracia tiene? ¿Alguien más vive por esos momentos en los que el corazón va a mil y el mundo se para?