¡Eh, compadres, qué tal si dejamos un rato el balón y nos lanzamos a algo con más viento en las velas! Mientras todos están aquí rompiéndose la cabeza con triples y tapones, yo me estoy frotando las manos con las regatas que vienen. Sí, ya sé, no es la NBA, pero las apuestas en las carreras de vela tienen ese gustillo especial, como si estuvieras navegando en el borde del riesgo. La última vez pillé una cuota loca en una vuelta inesperada del equipo kiwi en la Copa América, y os juro que fue más emocionante que un buzzer beater en playoffs.
Ahora mismo estoy echándole el ojo a la próxima regata en Barcelona, que el viento ahí es traicionero y las tácticas se ponen jugosas. Mi apuesta va por los franceses, que tienen un skipper con manos de oro y saben leer las olas como si fueran el guion de una peli. ¿Alguien se anima a meterle unas fichas a esto conmigo? No digo que dejéis el baloncesto, pero un poco de sal y espuma no le hace daño a nadie. Además, si ganamos, os invito a unas cañas con las ganancias, que con estas cuotas igual hasta nos da para un yate. ¡A ver quién se atreve a soltar amarras y probar suerte en alta mar!
Ahora mismo estoy echándole el ojo a la próxima regata en Barcelona, que el viento ahí es traicionero y las tácticas se ponen jugosas. Mi apuesta va por los franceses, que tienen un skipper con manos de oro y saben leer las olas como si fueran el guion de una peli. ¿Alguien se anima a meterle unas fichas a esto conmigo? No digo que dejéis el baloncesto, pero un poco de sal y espuma no le hace daño a nadie. Además, si ganamos, os invito a unas cañas con las ganancias, que con estas cuotas igual hasta nos da para un yate. ¡A ver quién se atreve a soltar amarras y probar suerte en alta mar!