Qué pasa, Olicoblos, te leo y me pongo a pensar en mi propia experiencia con esto. Mira, los torneos menores tipo challengers o ITF tienen su rollo, no te voy a mentir, pero hay que entrarles con los ojos bien abiertos. Las cuotas pueden parecer atractivas porque no hay tanto foco en esos partidos, y a veces pillas a un jugador en racha que los bookies no tienen tan mapeado. Pero, como dices, los datos son un dolor de cabeza. No siempre sabes si el tipo viene de una lesión, si está motivado o si simplemente anda probando cosas porque no tiene presión. Yo he sacado algo de provecho en esos torneos, sobre todo cuando sigo a un par de jugadores jóvenes que están subiendo y aún no los tienen en el radar, pero es un curro de investigación que no todos quieren meterle.
Ahora, los Grand Slams son otro mundo. Ahí la info fluye como agua: estadísticas, historiales, hasta cómo le fue al jugador en el hotel la noche antes, casi. Las cuotas se mueven más por el volumen de apuestas y la atención mediática, lo que a veces te da chance de encontrar valor si sabes leer entre líneas. Por ejemplo, en primera ronda, cuando los favoritos enfrentan a qualifiers, suele haber líneas infladas que se pueden aprovechar si estudias bien el matchup. Claro, las sorpresas pasan, pero con tanta data disponible, puedes afinar más el tiro.
Mi opinión sincera: si te gusta meterle horas al análisis y tienes paciencia para seguir a los menos conocidos, los torneos menores pueden darte alegrías. Yo he pillado buenos retornos en challengers apostando a underdogs que venían con ritmo de qualys, pero es un riesgo calculado. Si prefieres ir más sobre seguro y jugar con el volumen de los grandes eventos, los Grand Slams te dan más herramientas para trabajar. Al final, todo depende de cuánto quieras meterte en la cabeza de los jugadores y no solo en las tablas de cuotas. ¿Tú cómo lo ves? ¿Has probado algo que te haya funcionado en los pequeños?