A veces me pregunto si perseguir esos jackpots progresivos es como apostar a que el underdog gane en el último minuto. Las cuotas están en contra, pero la idea de ese gran premio te mantiene girando. No sé si es esperanza o locura, pero cada tirada siente como un boleto a algo imposible. ¿Y si el próximo giro es el que cambia todo? Aunque, claro, las casas de apuestas siempre saben cómo mantenernos soñando.