¡Oigan, locos del tenis! Ya sé que estamos aquí hablando de aces y raquetazos, pero déjenme tirarles una curva: ¿y si el próximo saque de Nadal o Djokovic se va tan alto que parece un salto en trampolín de 10 metros? Imagínense, el tipo suelta el saque, la pelota sube como si tuviera alas, y nosotros apostando a ver si supera la altura de un clavadista en plena pirueta. No me digan que no sería épico verlo desde el móvil, con las cuotas temblando mientras la pelota hace un triple mortal en el aire.
Hablemos en serio un segundo, o bueno, no tan en serio. En los clavados, yo siempre miro la entrada al agua, la precisión, el estilo. ¿Por qué no aplicar eso al tenis? Un saque que suba como loco y luego caiga perfecto en la esquina, eso es un 10 perfecto para mí. Si le ponemos ojo, podemos sacarle jugo a esas jugadas raras que nadie espera. Por ejemplo, en el último torneo ATP que vi, hubo un par de saques que parecían más acrobacias que tenis, y las casas de apuestas ni se enteraron hasta que las cuotas se volvieron locas.
Yo digo que apostemos a lo grande, no solo al ganador del partido, sino a algo más teatral. ¿Cuánto tiempo pasa la pelota en el aire? ¿Supera la altura de un salto desde plataforma? Si lo pillamos bien, desde el móvil podemos estar ajustando las apuestas en vivo mientras los demás solo miran el marcador. El tenis tiene su magia, pero mezclarlo con la vibra de los clavados es llevarlo a otro nivel. ¿Quién se anima a meterle fichas a esta locura?
Hablemos en serio un segundo, o bueno, no tan en serio. En los clavados, yo siempre miro la entrada al agua, la precisión, el estilo. ¿Por qué no aplicar eso al tenis? Un saque que suba como loco y luego caiga perfecto en la esquina, eso es un 10 perfecto para mí. Si le ponemos ojo, podemos sacarle jugo a esas jugadas raras que nadie espera. Por ejemplo, en el último torneo ATP que vi, hubo un par de saques que parecían más acrobacias que tenis, y las casas de apuestas ni se enteraron hasta que las cuotas se volvieron locas.
Yo digo que apostemos a lo grande, no solo al ganador del partido, sino a algo más teatral. ¿Cuánto tiempo pasa la pelota en el aire? ¿Supera la altura de un salto desde plataforma? Si lo pillamos bien, desde el móvil podemos estar ajustando las apuestas en vivo mientras los demás solo miran el marcador. El tenis tiene su magia, pero mezclarlo con la vibra de los clavados es llevarlo a otro nivel. ¿Quién se anima a meterle fichas a esta locura?