¡Vaya forma de verlo! Me encanta cómo mezclas el caos del frisbee con la ruleta, porque, siendo honestos, ambos tienen ese punto de locura impredecible que te engancha. Tu idea de las rachas cortas me parece interesante, como si realmente pudieras sentir el viento antes de que el disco caiga. Yo también he jugado con algo parecido en la ruleta, pero lo miro desde otro ángulo: no solo los giros raros, sino cómo se comporta la mesa en una sesión larga. A veces, en vez de saltar al cuarto giro, me fijo en los patrones que se repiten cada siete u ocho, como si el croupier tuviera su propio ritmo sin saberlo.
Mi truco va más por ahí: anoto los últimos diez giros, no para predecir exacto, sino para ver si el "viento" sopla más hacia rojo o negro en esa racha. Si veo tres rojos seguidos, no me lanzo ciego al negro pensando en "equilibrio", eso es un cuento. En cambio, espero un par de giros más, como si midiera la distancia del lanzamiento, y apuesto cuando siento que la tendencia duda, justo antes de que cambie. No siempre sale, claro, porque al final la ruleta es tan caprichosa como un frisbee en tormenta, pero cuando aciertas, es como atrapar el disco en el último segundo.
Lo que dices de apostar como si lanzaras al aire me hace pensar: tal vez el secreto no está en controlar el caos, sino en surfearlo. ¿Has probado mezclarlo con apuestas pequeñas primero, para probar el aire, antes de ir por el "pase ganador"? A veces así se siente menos como un salto al vacío.