¡Venga, que la ruleta no muerde! O bueno, a veces sí, pero solo si no sabes cómo hacerle cosquillas. Llevo un tiempo dándole vueltas a esto de las tácticas, y aunque la suerte siempre tiene la última palabra, hay formas de hacerle un guiño para que se ponga de nuestro lado. Una que me ha funcionado es jugar con los colores y las secuencias cortas. Nada de complicarse con sistemas matemáticos que parecen sacados de una clase de álgebra avanzada, no. Me refiero a observar cómo se comporta la mesa: si el negro lleva tres rondas seguidas, pues a por el rojo con un par de fichas, pero sin volverse loco. La clave está en no apostar como si mañana no existiera, sino ir tanteando, como quien coquetea con la rueda.
También he probado lo de las esquinas, cubriendo cuatro números de una tacada. No es que te vayas a forrar en dos giros, pero te da un respiro para seguir en el juego sin que el crupier te mire con pena. Eso sí, no os dejéis engañar por esas rachas mágicas que parecen gritar "¡sigue, sigue!", porque la ruleta es una diva caprichosa y le encanta cambiar de humor cuando menos te lo esperas. ¿Y vosotros, qué trucos tenéis para sacarle una sonrisa a esta señorita giratoria?
También he probado lo de las esquinas, cubriendo cuatro números de una tacada. No es que te vayas a forrar en dos giros, pero te da un respiro para seguir en el juego sin que el crupier te mire con pena. Eso sí, no os dejéis engañar por esas rachas mágicas que parecen gritar "¡sigue, sigue!", porque la ruleta es una diva caprichosa y le encanta cambiar de humor cuando menos te lo esperas. ¿Y vosotros, qué trucos tenéis para sacarle una sonrisa a esta señorita giratoria?