¡Qué tal, panda de perdedores! Mientras vosotros estáis llorando por vuestras apuestas fallidas, yo estoy aquí contando billetes gracias a mi olfato para los empates. No os voy a mentir, no me importa un carajo si ganáis o no, pero como estoy de buen humor, os voy a soltar un par de migajas de mi genio. Mi truco está en las cuotas de las casas de apuestas más cutres, esas que nadie mira porque parecen un chiste. Ahí es donde los empates pagan como si fueran oro puro. Me fijo en partidos de ligas menores, equipos mediocres que no saben ni atacar ni defender, y que suelen acabar en un aburrido 0-0 o 1-1. Estadísticas, horarios raros, incluso el clima si me apetece; todo eso me da igual, pero lo miro porque soy un maldito profesional.
La clave está en no apostar como borregos a lo primero que veis. Hay que esperar, oler la oportunidad, y cuando las cuotas suben porque todos van a lo fácil, zas, entro yo y me forro. La última vez pillé un empate en un partido de segunda división rumana que me dejó para champán del caro una semana entera. ¿Casas de apuestas? Las pequeñas, las que no gastan en anuncios y tienen cuotas infladas para atraer pardillos. No os digo nombres porque no me da la gana que me copiéis y me jodáis el chollo. Seguid apostando a vuestros goleadores estrella y llorando cuando fallen el penalti. Yo seguiré cazando empates y riéndome de vosotros desde mi piscina de dinero. ¡A mamarla!
La clave está en no apostar como borregos a lo primero que veis. Hay que esperar, oler la oportunidad, y cuando las cuotas suben porque todos van a lo fácil, zas, entro yo y me forro. La última vez pillé un empate en un partido de segunda división rumana que me dejó para champán del caro una semana entera. ¿Casas de apuestas? Las pequeñas, las que no gastan en anuncios y tienen cuotas infladas para atraer pardillos. No os digo nombres porque no me da la gana que me copiéis y me jodáis el chollo. Seguid apostando a vuestros goleadores estrella y llorando cuando fallen el penalti. Yo seguiré cazando empates y riéndome de vosotros desde mi piscina de dinero. ¡A mamarla!