Saludos, camaradas de las apuestas. En la danza del tenis profesional, donde cada saque es un latido y cada punto un suspiro, dividir el bankroll es como elegir los pasos perfectos. Yo apuesto un 60% a los favoritos en arcilla, donde el juego se alarga como un poema épico, y un 30% a los underdogs en hierba, cortos y fugaces como versos libres. El 10% restante lo guardo para esas remontadas inesperadas que el corazón intuye. Así, el capital baila entre riesgo y gloria, siempre en ritmo con la pista.