Qué curioso cómo algo tan simple como unos dados puede cambiarte el día. Hace poco, en una partida tranquila, confié en mi instinto y en un par de tiradas bien pensadas. No era mucho dinero, pero la sensación de ver que todo encajaba fue increíble. No siempre se trata de ganar grande, sino de esos momentos en que sientes que controlas el juego. ¿Alguien más ha tenido una noche así con los dados?