Qué jornada tan desoladora hemos tenido otra vez en el waterpolo. No sé si soy solo yo, pero las cuotas últimamente parecen estar completamente desconectadas de lo que pasa en la piscina. Venía con esperanzas después de analizar los partidos de esta semana, pero al final, otra vez, los resultados me dejaron con las manos vacías. ¿Dónde está el fallo? Porque algo no cuadra.
Empecé mirando el enfrentamiento entre los italianos y los serbios. Sobre el papel, todo apuntaba a un partido cerrado, con defensas sólidas y pocos goles. Las casas daban cuotas casi igualadas, pero con un ligero favoritismo hacia Serbia por su racha reciente. Me parecía lógico, así que tiré por el under en goles totales, pensando que sería un duelo táctico y trabado. Error. Terminó 14-11, un festival de goles que nadie vio venir. Las estadísticas previas no mostraban nada que justificara ese desenlace. ¿Qué pasó con las defensas? ¿Alguien más lo vio tan impredecible?
Luego estaba el partido de España contra Hungría. Aquí las cuotas pintaban a los húngaros como favoritos claros, y no voy a mentir, me tenté con apostar por ellos. Pero algo en mi análisis me decía que España podía dar la sorpresa si sus extremos estaban finos. Al final, ni una cosa ni la otra: empate. Las cuotas no reflejaban para nada esa posibilidad, y quienes fuimos por el empate nos encontramos con migajas porque nadie lo ofrecía a un valor decente. Otra oportunidad perdida.
Siento que las casas de apuestas están jugando con nosotros en este deporte. El waterpolo no es fútbol, vale, no mueve masas, pero eso no justifica que las cuotas parezcan sacadas de un sombrero. ¿Será que no hay suficientes datos? ¿O que los analistas no le están poniendo el ojo como se merece? Yo paso horas mirando alineaciones, historiales, estilos de juego, hasta el cansancio de los equipos por el calendario, y aun así, parece que nada encaja con lo que ofrecen.
No sé si el problema está en las casas o en que el waterpolo es demasiado caótico para predecirlo con precisión. Pero estas jornadas grises me están desgastando. Si alguien tiene un enfoque diferente o ha pillado el truco a esto, que comparta su sabiduría, porque yo ya no sé si seguir confiando en mi método o tirar la toalla con este deporte. Qué bajón.
Empecé mirando el enfrentamiento entre los italianos y los serbios. Sobre el papel, todo apuntaba a un partido cerrado, con defensas sólidas y pocos goles. Las casas daban cuotas casi igualadas, pero con un ligero favoritismo hacia Serbia por su racha reciente. Me parecía lógico, así que tiré por el under en goles totales, pensando que sería un duelo táctico y trabado. Error. Terminó 14-11, un festival de goles que nadie vio venir. Las estadísticas previas no mostraban nada que justificara ese desenlace. ¿Qué pasó con las defensas? ¿Alguien más lo vio tan impredecible?
Luego estaba el partido de España contra Hungría. Aquí las cuotas pintaban a los húngaros como favoritos claros, y no voy a mentir, me tenté con apostar por ellos. Pero algo en mi análisis me decía que España podía dar la sorpresa si sus extremos estaban finos. Al final, ni una cosa ni la otra: empate. Las cuotas no reflejaban para nada esa posibilidad, y quienes fuimos por el empate nos encontramos con migajas porque nadie lo ofrecía a un valor decente. Otra oportunidad perdida.
Siento que las casas de apuestas están jugando con nosotros en este deporte. El waterpolo no es fútbol, vale, no mueve masas, pero eso no justifica que las cuotas parezcan sacadas de un sombrero. ¿Será que no hay suficientes datos? ¿O que los analistas no le están poniendo el ojo como se merece? Yo paso horas mirando alineaciones, historiales, estilos de juego, hasta el cansancio de los equipos por el calendario, y aun así, parece que nada encaja con lo que ofrecen.
No sé si el problema está en las casas o en que el waterpolo es demasiado caótico para predecirlo con precisión. Pero estas jornadas grises me están desgastando. Si alguien tiene un enfoque diferente o ha pillado el truco a esto, que comparta su sabiduría, porque yo ya no sé si seguir confiando en mi método o tirar la toalla con este deporte. Qué bajón.