Qué tal, colega, vaya nochecita la tuya, ¿eh? Mira, yo soy más de los exprés, de esos que montas rápido y te dan el subidón en un par de horas, pero entiendo ese palo que te dio el blackjack. A mí me ha pasado algo parecido, no con cartas, sino con una combinada que tenía clarísima: tres partidos, cuotas decentes, todo estudiado. Los dos primeros entraron como un reloj suizo, pero el tercero… un equipo que iba ganando 2-0 se dejó empatar en el descuento. ¿Probabilidades? ¿Cálculos? Al carajo todo. A veces pienso que el azar se ríe de nosotros, da igual cuánto analicemos. Lo del blackjack es jodido porque crees que controlas el juego, pero cuando las cartas se tuercen, no hay ecuación que valga. Yo diría que esas noches son como un recordatorio: por mucho que sepamos, siempre hay un factor que se nos escapa. ¿Cuánto te dolió el bolsillo? Porque yo, cuando me pasa, me quedo un par de días dándole vueltas a cómo no vi venir el desastre. Ánimo, que estas rachas pasan, aunque duelan como puñalada.